sábado, 23 de junio de 2018

*MISI - Evangelio Lc 1, 57-66.80 "Juan es su nombre"

Lc 1,57-66.80: El nacimiento de Juan Bautista. Juan es su nombre.

A Isabel se le cumplió el tiempo y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.

A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre.

La madre intervino diciendo:

- ¡No! Se va a llamar Juan.

Le replicaron:

- Ninguno de tus parientes se llama así.

Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. El pidió una tablilla y escribió: Juan es su nombre. Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua y empezó a hablar bendiciendo a Dios.

Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo

- Qué va a ser este niño? Porque la mano de Dios estaba con él.

El niño iba creciendo y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.

sábado, 2 de junio de 2018

*MISI - Evangelio del Domingo "Corpus Christi"

Mc 14,12-16.22-26: Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre.

El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cor­dero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

– «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?»

Él envió a dos discípulos, diciéndoles:

– «Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde esta la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos7'

Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.»

Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encon­traron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendi­ción9 lo partió y se lo dio, diciendo:

– «Tomad, esto es mi cuerpo.»

Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la

dio, y todos bebieron.

Y les dijo:

– «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.»

Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.