sábado, 27 de mayo de 2017

* MISI - Evangelio Domingo Ascensión Mt 28, 16-20

Mt 28,16-20: Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo:

-«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»

jueves, 25 de mayo de 2017

* Nunca he conocido a nadie que no quiera ser feliz. Carta de Don Ginés a Jóvenes Católicos.


Querido amigo/a:
La verdad es que me cuesta trabajo ponerme delante del ordenador y escribir sin conocerte, me gustaría ponerte rostro, saber quién eres, cuáles son tus inquietudes, qué esperas de la vida, y también dónde están tus preocupaciones. Pero no importa, pienso que eres uno de los jóvenes de mi diócesis a quien conozco, o los que me encuentro por la calle, o, quizás, con los que comparto el asiento en el tren. En definitiva, eres un joven, una joven, que quiere compartir este corto espacio de tiempo, el que se necesita para leer  las líneas que hay a continuación.

La primera palabra que me viene a la mente es: felicidad. Nunca he conocido a nadie que no quiera ser feliz. Todos queremos y buscamos ser felices. La felicidad es un destino común a la humanidad, quizás la diferencia está en lo que entendemos por felicidad, y, mucho más, en el camino que tomamos para encontrarla o conseguirla. Pues si la felicidad es la aspiración humana por excelencia, es más pasional en los jóvenes; diría que la búsqueda es más intensa. Ser feliz para un joven es realizar sus expectativas, vivir en esperanza.

Sin embargo, tengo con frecuencia una preocupación. Me preocupa el engaño de la cultura actual que viene a decirte: ser feliz es no tener problemas, ni sufrimientos, ni preocupaciones. Este postulado os está condenando, nos está condenando a no ser felices nunca, porque siempre habrá en nosotros un problema, o una preocupación, o un sufrimiento. El secreto de la verdadera felicidad es aprender a ser feliz en medio de los problemas, los sufrimientos y las preocupaciones; las tengo, podemos decir, pero no me quitan la felicidad que es mucho más íntima, más profunda.

La felicidad, aunque es un don, nunca viene a buscarte, tienes tú que salir a encontrarla. Recuerdo las palabras del Papa Francisco en la JMJ de Cracovia cuando os alertaba sobre la tentación de confundir la felicidad con un sofá. “Un sofá que nos ayude a estar cómodos, tranquilos, bien seguros. Un sofá —como los que hay ahora, modernos, con masajes adormecedores incluidos— que nos garantiza horas de tranquilidad para trasladarnos al mundo de los videojuegos y pasar horas frente a la computadora. Un sofá contra todo tipo de dolores y temores. Un sofá que nos haga quedarnos cerrados en casa, sin fatigarnos ni preocuparnos”. Esa no es la felicidad, sino el engaño de los que quieren jóvenes domesticados que digan a todo que sí; jóvenes que no piensen demasiado y todo lo dejen en la piel, en la pura y dura sensibilidad. Esa felicidad narcotizada, esos jóvenes domesticados, son la imagen de la ausencia de libertad, y como consecuencia, de la falta de entusiasmo, ilusión y alegría.

Entonces, podríais decirme, haznos una propuesta de felicidad auténtica, de la buena. Pues también lo haría con una sola palabra: Jesucristo.
En el Evangelio, Jesucristo se presenta como el camino, la verdad y la vida. El camino de la felicidad es Cristo. En Él encontrarás la coherencia a la que tanto valor das, la honradez y la autenticidad que tanto admiras y deseas. Jesucristo es un camino no exento de dificultades, pero es un camino con final feliz, porque Él mismo lo ha recorrido ya, compartiendo con nosotros todo, hasta la muerte, para sacarnos de ella.

Jesucristo es la verdad. La verdad es luminosa y revela lo que somos, lo que es el mundo, incluso quien es Dios. Quizás has oído a alguien decir que vivimos en la época de la postverdad. El diccionario Oxford ha elegido la palabra “postverdad” como la más relevante en el año 2016. Es decir, que es menos importante lo que de verdad es, o lo que ocurrió, que la emoción. Jesucristo es verdad, no es una idea o una emoción. Él no engaña, no esconde, es transparente y limpio. En el Señor no hay doblez.

Porque es el camino y la verdad es también la vida. Ante Jesús de Nazaret podemos preguntarnos con todo derecho: entonces, ¿qué es la vida? La vida no es una posesión absoluta para hacer lo que me da la gana. La vida encierra un curioso secreto, cuando se la guarda uno, la pierde; cuando la da, se gana, crece. La vida no es para mí, es para los demás. La vida es para ponerla al servicio de los demás, para entregarla. Una vida que no se da, no sirve para nada. El ejemplo lo tenemos en el mismo Señor, que entregó su vida por nosotros, y nos dijo: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”.

¿De qué serviría una vida sin amor? El sabor de la vida, su sentido es el amor.

Dejadme que os cuente algo personal. Los obispos, cuando somos nombrados por el Papa, elegimos un lema que se convierte en un verdadero programa de vida para nuestro servicio en la Iglesia. Cuando tuve que elegir mi lema episcopal, enseguida pensé: haré mías las palabras del apóstol Pablo en su carta a los Filipenses; “para mí la vida es Cristo”. Porque la vida no es una cosa, la vida siempre es alguien. Y creo que la vida, mi vida, es Cristo. No me entiendo, ni me imagino sin Cristo. Cuando intento labrar mi felicidad siempre aparece Él para animarme, para fortalecerme, y también para corregirme. Siempre recuerdo las palabras de aquella joven santa que fue Teresa de Liseaux, “tu amor creció conmigo”. Cristo, cuando lo dejas, cuando no le pones inconveniente va creciendo en ti, se va haciendo fuerte, te va salvando.

Buscar la felicidad es tan sencillo como cada mañana preguntar a Jesús, ¿qué quiere de mí? Hacer lo que Dios quiere es el gran secreto de la felicidad. Basta buscarlo, basta preguntarlo, para que el camino se vaya haciendo realidad misteriosamente.

Gracias amigo, gracias amiga, por haberme permitido caminar contigo durante estos instantes de la lectura de esta carta. Ojalá podamos encontrarnos alguna vez y continuar la conversación y la amistad que empezó en estas letras.

Pediré por ti, pide tú también por mí. Un gran maestro espiritual de nuestro tiempo, Thomas Merton, escribe en el relato de su conversión, que está convencido de que su descubrimiento de la fe se lo debe a alguien que rezó por él, no sabe quién es, quizás sólo lo conocerá en el cielo, pero pidió por él como un acto grande de amor, sin esperar ninguna recompensa en esta tierra. La oración de los unos por los otros es una buena arma para el nacimiento y crecimiento de la fe.

Ahhh! Tenemos una Madre, una madre grande: María. A ella nos acogemos.
Un abrazo.

+ Ginés, Obispo de Guadix

sábado, 20 de mayo de 2017

* MISI - Evangelio VI Domingo de Pascua Jn 17, 1-11

Jn 17,1-11a: Padre, glorifica a tu Hijo.

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo:

«Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese.

He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti.»

martes, 16 de mayo de 2017

* Jornada de puertas abiertas de la Pastoral Juvenil y


Jornada de puertas abiertas del Secretariado de infancia y juventud. 
Los jóvenes que quieran se podrán pasar por el obispado (patio de la Escolanía) para conocer mejor la Pastoral Juvenil de nuestra Diócesis.
También se informará del Campamento de Verano.

Te esperamos el 27 de Mayo, Sábado, a partir de las 10'45 a.m.

sábado, 13 de mayo de 2017

* MISI - Evangelio V Domingo de Pascua Jn 14, 1-12

Jn 14,1-12: Yo soy el camino y la verdad y la vida.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-«Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»



Tomás le dice:



-«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»



Jesús le responde:



-«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.» Felipe le dice:



-«Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Jesús le replica: -«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mi. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre.»

sábado, 6 de mayo de 2017

* MISI - Evangelio IV Domingo de Pascua Jn 10, 1-10

Jn 10,1-10: Yo soy la puerta de las ovejas.

En aquel tiempo, dijo Jesús:



-«Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.»



Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:



-«Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mi son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.»

jueves, 4 de mayo de 2017

* Campamento de Verano de la Pastoral Juvenil - Diócesis de Guadix



CAMPAMENTO DE VERANO - Huellas
del 17-21 de Julio
San Juan de los Terreros
Almería
Organiza: Secretariado de Infancia y Juventud
DIÓCESIS DE GUADIX
+ Info: pjguadix@gmail.com